? Más tiempo. Aunque siempre ha sido frecuente que tanto una parte del acuerdo como la otra traten de alquilar la vivienda en un breve período de tiempo, ese plazo se ha dilatado. Ahora, los inquilinos y los propietarios quieren estar seguros de lo que hacen y, por tanto, el mercado se vuelve menos dinámico y mucho más racional, repasando cada decisión para elegir la opción correcta.
? Menos precio. Los precios han descendido como consecuencia de la crisis, pero muchos propietarios han tratado de mantener la rentabilidad de sus inmuebles ofreciendo a los inquilinos otro tipo de compensaciones que van más allá de bajar la renta, como pueden ser los plazos o condiciones más flexibles a la hora de afrontar el alquiler que, a cambio, les asegure cierta permanencia.
? Más precaución. En general, todo se debe a las consecuencias de la incertidumbre que actualmente domina muchos ámbitos de la vida, como pueden ser el económico o el laboral. El inquilino, sobre todo, analiza cada opción y busca el inmueble que le ofrezca las mejores condiciones al mejor precio. El propietario, por su parte, busca opciones de rentabilidad que le garanticen cierta estabilidad y, por ello, los alquileres turísticos o estacionales oscilan hacia el tradicional.
Aunque estas tendencias todavía se alargarán durante unos meses, los expertos confían en que los hitos favorables que se avecinan, como la difusión de la vacuna y la progresiva mejora de la economía, logren estabilizar el mercado, tal y como se observa en las tendencias visibles en un mercado de compraventa que, poco a poco, va recuperando su crecimiento.